Walden 7, una comunidad de ideas formalizadas en
el espacio.
El Walden 7 nace como un
experimento social basado en la vida en comunidad. Así, el proyecto busca una
experiencia social que se sirva de las tres dimensiones del espacio. El objetivo final, es el de crear una ciudad
en altura, con una densidad muy elevada y unos servicios centralizados. Donde además. se puedan dar unas relaciones sociales fomentadas por los espacios comunes, y
una privacidad real en las diferentes tipologías de vivienda.
Pero, ¿Cómo conseguir
estos objetivos a una escala tan grande?
La respuesta, pasa por la formalización de una
estructura matemática, intrínseca en el edificio, que sea capaz de aclarar las
leyes que organizan todo el proyecto. Dicha estructura será solucionada por "el
taller", a partir de un modelo formal cubico que permite la industrialización y
que es lo suficiente flexible como para admitir su variación en un futuro y su
división en otros sub-modelos formales. Gracias a estos modelos mínimos y a sus posibilidades de
combinación, pudieron empezar a trabajar a una mayor escala apoyándose en un
elemento representativo de los tres ejes ortogonales: la rejilla ortogonal en
retícula.
Sin embargo, todo el
programa no se iba a plantear en una única torre, sino que serían 18. Pues el objetivo era duplicar o incluso triplicar la densidad normal de la
ciudad. Es aquí donde se plantea un nuevo problema a la hora de resolver la
relación espacial entre estas. Finalmente, optan por acercar las torres lo
suficiente como para poder unirlas físicamente mediante corredores y puentes, que se apoyan en escaleras y ascensores intencionadamente volcados a
los encuentros interiores de las torres. Así, estas últimas se dispondrán
ortogonalmente formando cuatro patios internos.
De esta forma, cada
torre se forma a partir de la agregación en dos dimensiones, una vertical y
otra horizontal, de un mismo modelo formal cubico, que se divide en otros dos
sub-módulos amontonados. Tras agrupar estos modelos verticalmente, la siguiente
estrategia consiste en aplicarles un desfase horizontal de un tercio de modulo
gradualmente. Este corrimiento se da e n un sentido hasta la planta octava y en el contrario desde esta
planta hasta la última. Con este movimiento se encuentran unos resultados
formales en forma de C que fomentan la entrada de aire y luz en los patios
interiores, permiten espacios de
encuentro social cubiertos y cierran el edifico a la ciudad. Por último, una
retícula plana fundamentada en el tartán, unirá cada torre en dos direcciones
planta a planta.
Una vez desarrollado un
sistema de agregación que permitiera alcanzar de una forma experimental los
objetivos propuestos, "el taller" empezó a definir en detalle cada una de las dos
tipologías de vivienda: simplex y dúplex. Como ya habíamos comentado, las
viviendas son la parte variable del edificio, así que, en su diseño se busca
una distribución flexible, que pueda soportar las reformas de sus inquilinos.
Con estos preceptos, la propuesta de Bofill rompe con todas las ideas de
vivienda de su época. Pues plantea una vivienda diáfana formada por un espacio
central multifuncional apoyado por una franja fundamental que contiene los
servicios y por donde se practica la entrada. Estas viviendas pretenden
posibilitar la decisión de sus habitantes de abrirse a la comunidad interna del
edifico o encerrarse en la privacidad del hogar, y por tanto deben tener dos
fachadas, una abierta a uno de los patios, y otra enfocada a la ciudad.




Por su parte, la
materialización también será partícipe de la ideología general de la obra, de
esta forma, aprendiendo de experiencias anteriores, la estructura de formación
del edificio no coincidirá con el soporte físico del edificio. Así se evita la
dependencia de estos y no se rigidizan los espacios interiores y exteriores. Por
otra parte, al igual que planteó Le Corbusier en su Unité d’habitation, la estructura portante del edificio se
constituirá por un soporte de hormigón armado en retícula, propio de la
arquitectura tradicional; Mientras que las unidades de vivienda se basarán en un
modelo prefabricado y fácilmente seriable.
Con esta estructura, el
Walden 7 nace y se llena de vida, y 40 años después, podemos apreciar, que
gracias sus generosos pasillos, puentes y pasajes, y gracias a su gran
cubierta, se ha conseguido un ambiente de vecindad propio solo del pueblo. Aqui sus miembros se apoderan del espacio público para vivir en
comunidad.
Mediante todo este
proceso, una utopía se convierte en realidad y una arquitectura de
investigación, típica del ámbito académico, se convierte en una arquitectura de
consumo y no de servicio. Así, la idea proyectual inicial prevalece a los
intereses de los grupos de presión que la dominan y para los que trabaja, y por
una vez, la comunidad gana a la individualidad.
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